Rostros…(I)
Leo tu
atisbo
Añil de
opacidad taciturna
Docto
del cauce dorado de la arenisca
Traza de
oidor sublime del elipsis, rejuvenecedor
Gélida
entereza de descriptivos marcados, cuentas valiosas
Ese
mutis, prieto, entregado a tu estirpe
Esos
hundidos pies en el efímero camino, desperdigado
Aquel
llamado, insignificante
Animal
erecto, acaudillado
Y
estival soñador de dignidades idolatradas
Rasgando
la noche, donde la estrella marca el culmen.
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