Sofista…(III)
El acato
del piélago era un domo
Mas un
día, cambió el hervor por el hálito
Y
humedeció sus pies,
Única
regla destrozada, el engrudo de sus granos, diluido
El yermo
de la arena frente a la transparencia del todo
Y la plata,
maldice el áurico ser, infecto.
Ya no es
sabiduría lo que portan sus alforjas
Son ruines ungüentos de retórica complicidad.
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