Veías a todos correr
Mas tu arrogancia te cegaba
Temían la corruptela de los cuerpos
Decías que tus oraciones te librarían
Cuando el río acabó secándose
Cuando la tierra terminó por resquebrajarse
Cuando tus labios emprendieron
El grito del silencio por un sorbo
Comprendiste tu perdición
Y supiste que tu final
Acabaría fundiéndose como camaleón
Entre las grietas de tus ancestros.
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